Por Lolo
En la arena central yacía una estatua amorfa de piedra volcánica. El constante viento hacía crujir las hojas caducas que alfombraban el anfiteatro. Caminó inseguro sobre aquellas hojas amarillentas y tocó la estatua que estaba semi-enterrada. Al instante experimentó una energía inesperada, intensa y envolvente que jamás había sentido. Se sintió incapaz de saber qué estaba pasando, mientras de a poco iba perdiendo la noción de sus sentidos. De todos. Arrepentido, quiso sacar su mano, pero era imposible. No tenía fuerzas. Ya no podía sentir nada.
En la arena central yace una estatua amorfa.
En la arena central yace una estatua amorfa.