En la Quimera

Intento de cuentos breves fantásticos e irreales.

Por Matías [escritor invitado]

Desde niño intuí que mi vida estaba regida por un vínculo especial con la muerte. Sin embargo, no fue hasta mi juventud que logre entender el mecanismo. Todo se dio gracias a un accidente. Volvíamos con unos amigos de acampar cuando todos oímos el ruido de la llanta que se reventaba antes de que la camioneta diera 3 vueltas y cayera por el barranco. Nadie podría haber sobrevivido a tal catástrofe, y de hecho nadie lo hizo. No obstante, ahí me encontraba yo, de pie junto al vehiculo, observando la aterradora escena. Y en ese momento comprendí de qué se trataba todo aquello. Se me otorgaban 24 horas para pagarle a la muerte mi derecho a seguir viviendo con otra vida. Pero no era tan sencillo, pues no era yo quien elegía a la victima, sino que la misma muerte era quien fijaba el objetivo. Y el precio era cada vez más alto. Fue así como perdí muchos amigos y hasta a mis padres. Sin embargo, hoy me encuentro ante la peor decisión de mi vida. Me quedan tan solo dos horas, y mi prometida me espera en la habitación. Aunque a fin de cuentas, a ella la conozco apenas hace dos años, mientras que la muerte ha sabido cuidarme toda mi vida.

Por Lolo

En la arena central yacía una estatua amorfa de piedra volcánica. El constante viento hacía crujir las hojas caducas que alfombraban el anfiteatro. Caminó inseguro sobre aquellas hojas amarillentas y tocó la estatua que estaba semi-enterrada. Al instante experimentó una energía inesperada, intensa y envolvente que jamás había sentido. Se sintió incapaz de saber qué estaba pasando, mientras de a poco iba perdiendo la noción de sus sentidos. De todos. Arrepentido, quiso sacar su mano, pero era imposible. No tenía fuerzas. Ya no podía sentir nada.

En la arena central yace una estatua amorfa.

Por Lolo

Juan y Sabrina estaban en la habitación del hotel. Mientras ordenaba un poco su ropa, Juan la miró y sintió que empezaba a vivir algo que ya había vivido. Desde un proceso inconsciente a uno consciente, comenzó a saber qué iba a ocurrir luego. Sabrina lo miraría y le preguntaría si estaba todo bien. El respondería que sí, con una sonrisa mientras hacía un bollo con una remera y la ponía en el bolso. Así sucedió.

Él se sentó y miró por la ventana el cielo estrellado. Supo que Sabrina le preguntaría si ya era hora de cenar y le propondría ir al restaurante próximo a la plaza. Él le iba a decir que no, que prefería dormir. Esperó a que ella le hiciera la pregunta y procedió tal cual lo vaticinaba el déjà vu recurrente. 

Comenzaría una serie de reproches que terminarían a los gritos. Y pudo sentir cómo las cosas se irían poniendo cada vez más tensas, revelando la decadencia de la relación que mantenían hace cinco años. Las cosas iban a terminar mal y se dio cuenta de que al final de la discusión, Sabrina moriría. 

Aterrado, se vio envuelto en la discusión que previó hace sólo unos segundos. Reclamos, quejas por cosas que nunca habían aclarado ni resuelto, reproches por actitudes que no lograban concertar viraron en una escena llena de discordia con gritos y violencia. 

Pudo ver próxima la muerte de Sabrina cerca. Trató de salirse de la disputa, quedándose callado. Al hacerlo, se dio cuenta de que eso también lo había vivido. Se preguntó qué podía hacer para escapar de esa situación y evitar la muerte de ella. El propio pensamiento de escapar también lo había vivido. 

Corrió por las escaleras y se tropezó en el tercer escalón. Dio una vuelta en el aire y su nunca dio de lleno contra una baranda de metal rota, que se le clavó en la espina. Fue perdiendo de a poco la sensación de deja vu que lo había consumido media hora antes, mientras una perturbada Sabrina tomaba el revolver del conserje, y entre desesperación y terror lo apoyaba sobre su sien viendo el cuerpo de Juan desvanecerse. Gatilló. Juan, sólo entonces, se dejó ir. 

en la quimera

Todos tenemos nuestras quimeras. Esos relatos fantásticos o irreales, o donde se mezcla lo real con lo increíble, la vida con la muerte. Este espacio es apenas eso, un intento de explorar nuestras quimeras.

¡Bienvenidos!

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